En la actualidad, los deportes tienden a estar tan mediatizados que, a veces, llegamos a olvidar la esencia de lo que la práctica deportiva nos debería aportar.

El deporte, en sus orígenes, no se creó para lucrarse, ni para alcanzar la fama , más bien para transmitir unos valores como el compañerismo, el trabajo en equipo y, por encima de todo, la superación personal. Además, los deportistas competían y se entrenaban por una cosa que en estos tiempos no se tiene en cuenta lo que se merece, el orgullo.

Durante los últimos meses he conocido un caso que me ha ayudado a recuperar la fe en la esencia de los valores del deporte.

Es curioso que, además, el ejemplo lo he recibido con unas personas de Suances, mi pueblo. El deporte en cuestión es bastante inusual en este país. Hablo del béisbol, un deporte muy practicado en el mundo, especialmente en América, pero que, siendo sincero, desconocía la existencia de clubes que jugasen a ello de una forma más seria.

Este equipo, por lo que he tenido ocasión de conocer de primera mano, ha tenido que luchar contra viento y marea para sacar adelante al único club de Cantabria que está compitiendo en la Primera División de béisbol de España. Hablo del Surfances Los Lobos.

Para empezar, es un equipo que entrena en el pabellón escolar de Suances, y para competir, ha tenido que ser inscrito en el grupo de Madrid para poder disputar esta competición, ya que, el asturiano no les ha puesto ninguna facilidad cuando lo más lógico por proximidad geográfica habría sido que se unieran. Los días de partido hacen viajes a la capital para volver una vez terminado el encuentro, en definitiva, una paliza de kilómetros y, ¿para qué? Para poder disfrutar del deporte que les gusta, pensando sólo en eso, en jugar, competir por el orgullo de su equipo y del pueblo también y, por supuesto, por poder hacerlo mejor en la siguiente ocasión que tengan. Eso, señoras y señores, es el deporte.